viernes, 3 de diciembre de 2010

...y desde cuándo saltar se hizo tan divertido?

No soy el mejor, tampoco el peor. No soy el más empeñoso ni el más vago, pero simplemente como muchos otros me encanta hacerlo. Esto es mi pasión; mi divertido y largo camino, esto es Atletismo.

Escribo esta entrada con los pelos de punta, recordé porque me gusta tanto esto, pero sin embargo no lo puedo describir aún. No se explica, se entiende.

Llegué por motivación propia y me quedé porque no podía salir. El atletismo es como una bacteria caprichosa que vive de todos nosotros, pero a diferencia de esta, al instalarse en nuestras vidas la dependencia se vuelve mutua, divertida y apasionada.

Soy atleta, desde hace algunos años y he tenido momentos de dedicación pura en los que entrenar hasta YA NO PODER era algo normal. Sin embargo, momentos difíciles en los cuales no he podido salir ni a correr por mi casa también me persiguen.

Eso pasa ahora, o bueno... pasó. El trabajo, la universidad y el atletismo se juntaron en mi vida y si que me hicieron polvito. Han pasado casi 3 meses desde que no voy a entrenar seguido, como antes, han pasado sin duda 3 meses raros, pues venía bien, sentía que lo hacía y para variar algo pasó. Es difícil hacer tantas cosas a la vez y por cosas de la vida tuve que dedicarle más tiempo a otras actividades.

No voy a escribir sobre lo bueno que es para mi entrenar y por supuesto competir, esto es un blog... no un libro. Lo único que quiero es expresar mi emoción, la otra semana no tendré que ir más a clases y tendré el tiempo suficiente como para ponerme al día. Quiero entrenar, tengo metas que aún no cumplo, y espero que este percance no sea impedimento... ¡Lo sé, 3 meses es demasiado, y más aún cuando son casi 4!! Pero regresar en el tiempo no está a mi alcance, y por eso trataré de hacer algo que estoy seguro si lo está, entrenar como debe ser.

La emoción sin duda no está sola, se acompaña de un ligero miedo a no conseguir lo que quiero, pero ese miedo a su vez viene acompañado con las ganas que estoy dispuesto a poner.




domingo, 21 de septiembre de 2008

Son gustos que cambian...

Es verdad, matar insectos con un desodorante en spray y un fósforo siempre fue lo mejor. También es verdad que saltar sobre la cama hasta que esta se desarme, caigan las tablas, o simplemente te rompas algo también fue divertido. Clásicas formas de divertirse cuando eres un mocoso que lo único que quiere es que no llegue la hora de dormir porque no te gusta la noche, porque no te gusta estar solo, porque le tienes miedo a la oscuridad, o porque no te gusta dormir.

Vivir al costado de la playa por unos 10 años y que luego, habiéndote mudado, no te guste estar en ese espacio seco y mojado a la vez, lleno de cositas que salen de la arena mojada, es raro. Y lo digo porque me pasa y no tengo idea de porqué. Pasé mi niñez al lado de una playa, que considero genial.

Imaginen salir de casa todos los días para jugar en la playa en donde puedes hacer equilibrio en los muritos de arcilla, tratando de no caer a la vez que este se derrumba. Ahora imaginen ir a unas dunas, traparlas y dejar que el cuerpo acepte a la gravedad como lo que es para poder rodar y rodar hasta que esa insatisfecha alma de niño se canse. O sino imginen encerrar estupidamente cangrejos en castillos de arena, sabiendo que estos pueden escapar. No hay forma de que esto para cualquier niño no sea genial.

Bien, ahora lo que no puedo entender. ¿Por qué no me sigue gustando estar ahí? La respuesta nunca la sabré, pero puedo intuir algunas cosas.

Sol, bendito seas por todo lo que ofreces, pero maldito seas por las quemaduras y por las malas noches con espaldas rojas intocables. Así es, empiezo a recordar a mi madre con leche de magnesia entre su mano y mi espalda en plena madrugada, simplemente porque no podía dormir.

Sí, es divertido jugar algún partidito en la playita, agarrar un par de raquetas y empezar a golpear la pelota, corriendo y corriendo en la arena. Pero no es divertido ensuciarse la cara con arena en el preciso momento que no tienes como limpiarte, porque tus manos, tu polo, tu short, tu antebrazo o lo que fuese están tan o más sucios que tu desesperado rostro que solo espera que los ojos estén limpios de una maldita vez. Ahora sí, imagínense caminando sin ver, con arena dentro de los ojos, y sin cómo limpiarse.

Un par de veces soñé con algún tsunami o algo parecido. Una ola gigante chocaba justo con la ventana de mi cuarto, que por cierto tenía una estupenda vista al mar, todo se innundaba y poco a poco el aire dejaba de existir. No tuve traumas, pero sí viví con una idea tan escalofriante como ese truquito de girar la cabeza de la chica del exorcista.

En fin, no me gustan muchas cosas de una playa. No sé si pueda gustarme en algún momento, pero la puedo pasar bien. Con bloqueador y algo con que limpiarme los ojos suficiente. Y por supuesto con alguna ruta de escape en caso de algún tsunami o algo parecido.

sábado, 15 de marzo de 2008

Ricardo...

Ricardo fue, es y será siendo mi eterno compañero de peleas, y no porque me ayude a pelear, sino por lo mucho que peleo con él, a pesar de todo lo extraño, a decir verdad extraño que me "joda", hace casi 3 meses se fue a trabajar a Nevada (EEUU), en uno de esos programas en los que pagas para que te consigan trabajo-una pequeña estafa oculta en la explotación bien pagada-. En un principio fue fabuloso, no se imaginan lo insoportable que es cuando me dice "no hagas bulla", "oie imbécil", o sino la famosa frase antes de dormir "baja el volumen" cuando veo televisión con el volumen en nivel 2. Hay unas cuantas cosas que solo me molestan cuando él las hace, como por ejemplo que haga sonar los cubiertos, algo que hasta ahora no entiendo, pero me sigue molestando, tal vez sea simplemente porque somos HERMANOS.

Recuerdo cuando tenía no más de 6 años y le decía "herrrrmanito" acentuando la r, cuando lo seguía a todas partes, mi madre decía que era su rabo, pero yo más creo que era un fiel servidor que aunque me tratara mal frente a sus amigos seguía ahí fielmente. No recuerdo cuando fue que lo dejé de seguir, pero masomenos lo relaciono con la etapa en donde empezamos a pelear.

Pelea tras pelea fue como nos criamos en un camarote, que por cierto no sé donde andará, era uno rojo de metal, a mí me gustaba dormir arriba pero por problemas alérgicos de mi hermano tuve que conformarme con la parte de abajo.

Hubo momentos muy buenos en los que reía con él y también de él, como cuando nos pusimos un polo del gordito* los dos a la vez, o cuando molestabamos a la chacha** con algunas de sus frases célebres, como " Yo respiré y no olí la basura." despues de cruzar un tunel. Como olvidarme de aquel canto de prólogo antes de un partidito en el jardín, "un partidito vamos a jugar y todos juntos ...."
Las peleas entre el tigre y el oso fueron lo máximo, él el tigre y yo el oso, solo le pude ganar alguna vez si no me equivoco con la ayuda de chacha**, o mejor dicho el gato montés.

Obviamente lo que más recuerdo son las discuciones a la hora de comer, antes de dormir, o en cualquier momento del día, las "chapas" sin sentido que me molestaban como caregalli, pelos absorventes, gallina, o cualquier estupidez que se le hubiese ocurrido en cualquier momento. Hasta ahora recuerdo una de sus bromas en donde él estaba en el baño y me llamó como si algo interesante estuviera pasando, fui inmediatamente y lo que encontre al abrir la puerta del baño fue un papel higiénico en la cara. No hace falta ser más específicos con el tema, pero esa fue una de las peores cosas que me hizo.

Con el tiempo las peleas fueron más que todo de boca, imbécil, idiota..etc etc. Siempre por cualquier cosa, pasaron a ser tan comunes que tranquilamente a los 10 minutos después de la pelea estábamos como si nada.

Hace poco descubrí que mi hermano no era tan imbécil como me lo imaginaba, bastaron pocas conversaciones para que entienda que podia confiar en él para cualquier cosa.
Este lunes Ricardo está de vuelta y espero que las peleas no terminen porque sino ya no seríamos siendo hermanos, pero lo que si espero es que el afecto de hermanos siga reapareciendo después de haberse esfumado al final de las épocas donde lo llamaba herrrmanito.


*Gordito:Ricardo, Mi padre.
**Chacha: Cluadia, mi hermana.